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TENGO ARTROSIS, ¿QUÉ PUEDE HACER LA FISIOTERAPIA POR MI?



La artrosis es una patología articular que se sitúa como la primera causa de incapacidad permanente y la tercera de incapacidad laboral temporal, genera el 35% de las consultas de Atención Primaria y el 15% de las urgencias, repercutiendo con ello en un elevado coste social y económico (más de 4700 millones de euros al año para el sistema sanitario español).


Afecta a las articulaciones móviles del cuerpo, principalmente cadera, rodilla y manos. Sus manifestaciones clínicas son bien conocidas: dolor al realizar ciertas actividades, rigidez tras permanecer en reposo, crujidos o crepitaciones, limitaciones funcionales e incluso deformidades (especialmente visibles en las manos).


Con una prevalencia que ha aumentado hasta en un 48% en las últimas décadas y diagnósticos cada vez en edades más tempranas, se estima que en torno al 10% de los hombres y al 18% de las mujeres mayores de 60 años padecen síntomas de artrosis en una o varias articulaciones, porcentaje que se incrementa con la edad.


Habitualmente se tiene el concepto erróneo de que la artrosis afecta únicamente a las personas mayores. Sin embargo, factores de riesgo como lesión articular previa, obesidad (tanto adulta como infantil), sedentarismo o deporte de muy alta intensidad… hacen que esta patología tenga un comienzo más temprano.


El tratamiento dependerá de varios factores: edad del paciente, grado de severidad, dolor y limitación funcional… Desde un punto de vista conservador, la fisioterapia es una gran aliada tanto para frenar su avance como para tratar el dolor e impotencia funcional, principalmente a través del ejercicio terapéutico para reforzar de forma segura las articulaciones afectadas. También se pueden emplear agentes físicos para combatir el dolor y técnicas manuales para mejorar la movilidad articular, disminuyendo así el consumo de analgésicos y antiinflamatorios, e incluso retrasando o evitando procedimientos quirúrgicos.

¿Pero qué es realmente la artrosis?

Es el desgaste del cartílago que recubre la superficie de los huesos que se articulan. El desgaste provoca que este cartílago se erosione y provoque cada vez mayor fricción entre ambos huesos. Este cartílago tiene un coeficiente de rozamiento extremadamente bajo, y a pesar de las investigaciones con células madre que tratan de regenerar el tejido, no existe ninguna técnica que permita generar de nuevo el cartílago en las mismas condiciones que previa lesión.


¿Qué es mejor, pastillas o ejercicio?

Las investigaciones sobre la artrosis de cadera y rodilla demuestran que la actividad física ayuda significativamente a reducir el dolor más que los antiinflamatorios. Lo ideal es que mediante fisioterapia minimicemos la necesidad de fármacos, pero no es excluyente.


Si me duele al moverme, ¿cómo puede ser que el tratamiento sea ejercicio?

Está demostrado que el ejercicio y el movimiento son seguros y la mejor defensa contra la artrosis. No obstante, no todos los ejercicios son adecuados, por ello es importante que esté supervisado por un profesional sanitario.


¿Cómo actúa el movimiento en mis articulaciones?

El movimiento actúa como un lubricante de las articulaciones, ya que favorece la secreción de liquido sinovial y ayuda a eliminar las sustancias inflamatorias que se depositan en la cavidad articular.


¿Cuándo empezar?

Es importante que las personas que viven con artrosis se mantengan lo más activas posible. Esto puede ayudar a mejorar el dolor, reducir otros síntomas y ayudar a las personas a mantenerse independientes.

Además, en caso de tener que ser somtidos a una sustitución articular, no sólo es importante acudir a fisioterapia después de la operación, sino antes, ya que la intervención de fisioterapia previa ayudará a nuestro cuerpo a la preparación para obtener el máximo beneficio de la cirugía y facilitar la posterior recuperación.


Noelia Martínez Freire

Fisioterapeuta colegiada 3961 COFPV



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