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ANTIINFLAMATORIOS Y RECUPERACIÓN DE LESIONES: ¿ALIADOS O ENEMIGOS?


Es cada vez más habitual que los Antiinflamatorios No Esteroideos (AINEs) se utilicen para aliviar el dolor e intentar mejorar los procesos de recuperación de los tejidos blandos, ya sea por prescripción médica o por autotratamiento. No nos suena extraño ir a la consulta del médico de cabecera o de urgencias tras una lesión muscular o ligamentosa y recibir las siguientes pautas, claras y concisas: Ibuprofeno y reposo.

Su uso tanto por lesión o como parte del tratamiento post-quirúrgico se está extendiendo cada vez más, después de la recomendación general de reducir el uso de opioides. La pregunta clave es si realmente esta medicación ayuda el proceso de cicatrización y de recuperación de la lesión o es un impedimento para ella.

Es tentador, sin duda, tomar una pastilla y poder aliviar durante un tiempo ese dolor tan limitante producido por la inflamación, pero tenemos que tener en cuenta siempre si ese alivio puede empeorar nuestras expectativas de recuperación completa, además de provocar diferentes efectos secundarios.

PERO, ¿QUÉ ES LA INFLAMACIÓN?

Una idea importante que tenemos que tener, es que la inflamación NO es nuestro enemigo. Es un proceso absolutamente indispensable de nuestro organismo para evitar una muerte celular que se extienda más allá de la zona lesionada. La inflamación aumenta el flujo sanguíneo de la zona, y lleva a esa misma zona todos los “limpiadores” para quitar los residuos tóxicos que esta lesión puede provocar. Además de la limpieza, mediante el torrente sanguíneo llegan los “obreros” que van a reparar de manera correcta ese tejido para que vuelva a su función habitual.

Este aumento del flujo sanguíneo provoca las consecuencias que ya conocemos: Aumento de tamaño (edema), de la temperatura, rojez, dolor y limitación funcional. El dolor y la limitación, en el caso de que hayamos sufrido una lesión, tiene una función protectora muy importante, ya que el tejido lesionado no es capaz de aguantar las cargas que aguanta normalmente y hay que evitar esfuerzos excesivos y movimientos bruscos de esas estructuras. Así, podemos dejar trabajar a los reparadores de los tejidos para poder tener otra vez un músculo, ligamento o tendón totalmente funcional.

Este proceso, en cualquier caso, es molesto y limitante, por lo que muchas veces optamos por cortarlo de raíz mediante los AINEs. Así logramos frenar esa inflamación y reducir el dolor para poder seguir haciendo vida normal.

Lo que tenemos que tener en cuenta es que la inflamación es absolutamente necesaria para una correcta recuperación de los tejidos, y si la cortamos de raíz, todo ese proceso de recuperación se corta, y no vamos a conseguir que la estructura lesionada se recupere bien, y el riesgo de recaídas y de más lesiones aumentará notablemente.

ALTERNATIVAS AL USO DE ANTIINFLAMATORIOS

El uso de los antiinflamatorios tiene que ser totalmente puntual, cuando el dolor es insoportable o nos limite para realizar una actividad imprescindible, pero no puede ser el tratamiento habitual para esos primeros días después de la lesión. Existen otros métodos para regular la inflamación y disminuir ese dolor, como por ejemplo usar hielo, un masaje para drenar el edema, ciertos vendajes especiales o un cataplasma de productos naturales antiinflamatorios. De esta manera, conseguiremos aliviar las consecuencias de este proceso sin cortarlo del todo.

En cualquier caso, hay controversia entre la conveniencia de utilizar estos métodos menos invasivos para regular la inflamación, ya que algunos autores afirman que tenemos que dejar que la inflamación actúe en su totalidad, sin intentar regularlo ni frenarlo de ninguna manera.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS AINEs

Los AINEs (p.e. ibuprofeno) actúan inhibiendo la actividad de unas enzimas llamadas COX-1 y COX-2, que son los que activan la producción de las Prostaglandinas (PG), que actúan de manera importante en los procesos inflamatorios. Al inhibir la producción de estas PG, frenamos todo el proceso inflamatorio.

El problema es que estas PG están también implicadas en diversos procesos importantes para el organismo, como puede ser la protección de la pared del estómago y evitar el exceso de secreción ácida del mismo. Así, si tomamos un ibuprofeno, estamos también bloqueando a los protectores de nuestro sistema digestivo, y eso provoca acidez, dolor de estómago y a largo plazo úlceras gástricas.

Aunque este sea el efecto secundario más importante o temido, también pueden generar un aumento de la presión arterial, problemas de sangrado y enfermedades en el riñón y en sistema vascular.

Por último, según una revisión dirigida por el equipo de Todd Hargrove, el uso de AINEs retrasa y limita la correcta cicatrización de los tejidos lesionados u operados, haciendo la recuperación más lenta y aumentando el riesgo de recaída.

CONCLUSIÓN

Cuando tenemos una lesión, a pesar de ser tentador tomar una pastilla que haga que nos olvidemos del dolor momentáneamente, tenemos que tener en cuenta los riesgos que eso conlleva, y deberemos buscar alternativas para mejorar nuestra calidad de vida en el momento sin interferir tanto en el proceso de recuperación del tejido.

El uso del hielo o del frio, mantener la estructura lesionada en una altura para favorecer el retorno venoso o la movilización suave y la carga progresiva son importantes para mejorar la recuperación y regular la inflamación.

En caso de tener dudas y de tener alguna lesión, consulta con tu fisioterapeuta, ya que somos los sanitarios especialistas en lesiones y dolor de tejidos blandos, y buscaremos la manera de mejorar tu recuperación y disminuir tu dolor sin poner en juego el resto de sistemas del organismo.

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